¡Corre, trenecito!
«Alena se percata de que está sola en un extenso campo, sentada en una vieja banca. A lo lejos se escucha un silbido y lo único que puede ver Alena en todo ese espacio es un largo riel por el que se acerca precipitadamente una locomotora.»
Hígado encebollado
«No, porque esta comida sirve para ponerse fuerte, para poder brincar, para ponerse bonita y grande, y tú me gustas mucho así, chiquita y chaparrita como tú eres.»
Polvo cósmico
«Toma de su bolsa un pequeño y lindo paquetito, lo abre cuidadosamente y saca de ahí un poco de polvo cósmico.»
El Rey Esqueleto
«Iremos a ver al jefe del país de los Alegres Esqueletos. Tengo que decirle algo.»
Chungo y Mango
«Al día siguiente, aunque estaban algo asustados, Chungo y Mango fueron a buscar la palmera de hojas pinchosas. Cuando la encontraron...»
Los Nocturnos
Los Nocturnos tenían dientes grandes que mordían muy fuerte, pero la niña tenía ese polvo mágico que servía para ganarles a esos feos Nocturnos.
Mi amigo Vladimir
...Y como si el tiempo no existiera, entre chistes y adivinanzas, Alena y el desconocido recorren el trayecto que los llevará respectivamente a sus respectivos hogares.