Mi cocodrilo Meno

«Mi cocodrilo Meno» es otro relato de los Cuentos de la Abuela Güera

Hoy es un domingo soleado y maravilloso: invita a salir a jugar, disfrutar el sol y a la familia, así que Mikel decide levantarse temprano, preparar un delicioso desayuno antes de que despierte su esposa y la pequeña , de tal suerte que puedan escaparse de casa muy temprano y disfrutar todo el día en el Parque Ambiental que está cerca de su hogar. Quizá puedan encontrar una nueva flor para la colección que Alena tiene en el jardín.

– ¡Ella que ama tanto las plantas!- piensa Mikel en voz alta mientras sus manos atareadas siguen agregando ingredientes al cuenco que usa habitualmente para hacer panqueques (hot cakes). Un pensamiento lo lleva a otro y tras varios minutos, Mikel se da cuenta que está martillando la masa con el batidor de huevo.

Cuando las lágrimas empiezan a caer dentro de la mezcla, suelta el cuenco.

Yesil ya ha despertado y baja a la cocina sintiendo que algo pasa. En cuanto percibe el ambiente y observa a su marido, lo abraza en silencio.

– Me cuesta trabajo entender que Alena no pueda correr y brincar como otros -le dice Mikel en un tono desesperanzado.

Alena ha bajado un par de minutos después que Yesil y observa a sus padres mientras se abrazan. En silencio, Alena vuelve a subir a su cuarto con un sentimiento de confusión. Mientras se acerca a la cama, observa a «Meno», su cocodrilo. Él es un cocodrilo llorón. Él debe saber cómo ayudar a papá.

– Meno, mis papás están tristes, ¿qué hago? – pregunta Alena.

Meno abre sus grandes ojos y afina su oído. Alena lo quiere mucho desde que supo cuántas cosas en común tiene con ella. Meno, igual que Alena, lloraba mucho porque nadie quería ser su amigo, hasta que encontró a su gran amigo frailecito que un día se paró dentro de su gran bocaza. A Meno también le dan grandes dolores por el tamaño de sus grandes dientes. Meno también disfruta mucho de meterse al agua cuando tiene calor y de tomar el sol cuando hace frío. Meno es un gran llorón cuando se siente triste, y llorón también cuando está contento.

– ¿Y si le cantas una canción de hombre?- le sugiere Meno – muchas canciones ponen contentos a los adultos.

– ¡Sí! – grita Alena – ¡qué listo eres, Meno!

Alena toma su pequeña guitarra, se coloca un sombrero en la cabeza como hacen en las películas que ve mamá y decididamente baja a cantarle a papá.

En cuanto Alena entra escandalosamente a la cocina, Mikel y Yesil tratan de cambiar su expresión sin conseguirlo del todo.

– Papi – anuncia Alena al tiempo que coloca su piecito sobre la pared para sostener su guitarra – te voy a cantar una canción de hombre que me enseño mi mamá.

Mikel y Yesil no pueden reprimir una gran sonrisa.

Un cocodrilo, un cocodrilo…….
Meno se metió en la cueva…..
miró para un lado y al otro………
de pronto lloró con tristeza…..

¿y qué pasó? ¿y que pasó?…….
que Meno se metió en la cueva….
de pronto lloró sin tristeza….

miró para un lado y al otro………
¿y qué pasó? ¿y que pasó?…….
¡se contentó! oooooooh!

Mikel no tiene más remedio que tomar a Alena entre sus brazos y llenarla de besos. Decide hacer de ese domingo un domingo espectacular, disfrutar a su familia, aprovechar cada momento y anunciarle a Alena que hoy irán a buscar una nueva plantita para su querida colección.